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Después de los combates librados en La Carretera de La Coruña y la Casa de Campo, la XI Brigada quedó prácticamente derrotada, por lo que fueron sustituidos por la XII Brigada Internacional. Los batallones Thaelmann, y Dombrowsky, compuestos por alemanes y polacos respectivamente, se alojaron en la fábrica de Valderrivas, en el palacio de la Duquesa del Sevillano y en la iglesia, a menudo acudían a realizar entrenamientos a Ambroz y a la zona de Las Gallegas. Desde aquí saldrían para entrar en combate en la Ciudad Universitaria de Madrid y defender el Puente de los Franceses, evitando la entrada de los Franquistas a la capital. Según el diario personal del coronel republicano Gustavo Durán, el día 12 de noviembre, sobre las cinco de la tarde, a la Ciudad Universitaria “…llega un grupo de artilleros de Vicálvaro” (2). Vicálvaro nunca fue frente del combate durante la guerra, pero aquí se estableció una línea defensiva, en prevención de un posible combate, como atestiguaban los búnkeres que se construyeron, en las actuales canteras de sepiolita, cuya actividad los ha hecho ya desaparecer.
Tropas procedentes de Vicálvaro, probablemente en camino hacia el frente, o volviendo de él.
Más tarde, la XII Brigada, cuyo batallón Dombroswky había sobrevivido a los combates mencionados anteriormente se recompuso con miembros del batallón Italiano Garibaldi, y volvieron a Vicálvaro hasta de enero de 1937. Al citado batallón Dombroswky, pertenecía Theo Francos, brigadista francés de padres españoles, que hoy día es muy conocido por su lucha por recuperar la Memoria Histórica, que Franco negó a él y sus compañeros. En 1996, año del 60º aniversario de la Guerra Civil, el octogenario Theo Francos, visitó Vicálvaro de nuevo, aportando su testimonio de como fue la vida de un miliciano en nuestro pueblo.
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Simpatizantes y socios de Vicus Albus junto al excombatiente republicano Theo Francos, en su visita a Vicálvaro en 1996. |
El 17 de enero, las tropas fueron llamadas de nuevo al combate, contra el ejército de Franco, que avanzaba hacia Rivas, a través del monte de la Marañosa. Una vez allí, las tropas de ambos bandos desarrollaron una sangrienta batalla que ha pasado a la Historia como la Batalla del Jarama. El Ferrocarril Madrid-Aragón quedó cortado por el frente del Jarama, en dos secciones. Una de ellas era la sección “Vicálvaro-Madrid”, que pasó a utilizarse como tranvía, que comunicaba la línea M.Z.A. (Madrid-Zaragoza) desde Vallecas a Vicálvaro, donde enlazaba con el ferrocarril del Tajuña y desde aquí a la estación del Niño Jesús, a orillas del Retiro. La Batalla del Jarama terminó sin un vencedor claro, sin embargo Madrid había perdido sus principales vías de comunicación terrestre con el resto de la Zona Republicana, y su abastecimiento corría un serio peligro.
Fotografías de un acto del Consejero de Estado Republicano, José Serrano Batanero, durante una visita a las tropas de Vicálvaro. |
El ministro de comunicaciones, Bernardo Giner de los Ríos, planteó una solución urgente, que consistía en construir una nueva línea Ferroviaria que comunicase Madrid con Tarancón (Cuenca), y así garantizar el abastecimiento de la capital. Los ingenieros Rafael Ceballos y José A. Fernández, diseñaron un trazado que debía construirse en el plazo de sólo 40 días y que pasaba por Ambroz. Finalmente se tardó tres meses en hacerlo, y los trenes no empezaron a circular hasta mediados de 1938, a pesar de que nunca se desarrolló completamente el proyecto, que acabó conociéndose como el “Tren de los 100 días” y no de los 40.
Militares y ferroviarios en la estación de Vicálvaro, en 1938. |
A consecuencia del cerco que vivía la zona en Vicálvaro empezaron los tiempos de dificultades, marcados por las penurias y la escasez. Algunos ayuntamientos llegaron a emitir moneda en cartón de modo provisional, práctica que después la propia República prohibiría, aun no lo hemos comprobado pero en Vicálvaro hay indicios de que se usó la moneda en cartón. Además se pusieron impuestos al vino, para financiar la construcción de un refugio antiaéreo en la plaza. Posteriormente los vecinos construyeron otro en la calle del Socorro, que se comunicaba con el del Ayuntamiento. Ninguno de los dos fue útil, porque se inundaban con frecuencia, así que los vicalvareños dormían en sus bodegas, previniéndose de un posible bombardeo nocturno.
Por suerte durante toda la contienda, los refugios no fueron necesarios porque no se produjo ningún bombardeo sobre Vicálvaro, aunque fue contemplado como vía de paso de los Nacionales hacia Madrid durante distintas etapas de la Guerra. Sin embargo si tenemos constancia de que el en el cielo Vicalvareño se contemplaron batallas aéreas, en las que se abatieron muchos aviones. Un caza Ruso fue abatido en el cerrillo del camino de Vallecas, y otro italiano en la actual plaza de la Vicalvarada. El 12 de marzo de 1939, un avión Heinkel 111 alemán, fue alcanzado en Atocha y huyó con una grave avería, hasta Vicálvaro, donde se estrelló. En este avión viajaba Friedrich Haerle, ( único comandante de la Legión Cóndor muerto en la contienda), además de un teniente, dos suboficiales y dos sargentos que componían el resto de la tripulación. Tras la victoria del General Franco, cerca de la estación del tren, se colocó una estela funeraria en honor a estos militares alemanes con la siguiente inscripción;
“Aquí han muerto, el 12-3-1939, por una España nacional, los aviadores; Friedrich Haerle, Rans Pawelcik, Walter Lange, Rudolf Kollenda, Harri Rutner, Hans Schrodel”.
Estela conmemorativa de los alemanes muertos en Vicálvaro, la Cruz de Hierro desapareció por el deterioro sufrido a manos de algún desaprensivo. |
En 1982 la lápida fue retirada debido a la construcción de la carretera a la estación, y actualmente se conserva en Vicus Albus
El día 1 de abril de 1939, la República, desgastada tras casi tres años de guerra, se rindió a las tropas del General Franco que permanecería en el poder hasta 1975. La Guerra acababa en Vicálvaro como empezó, con más asesinatos, ahora las victimas eran las personas con ideología izquierdista, por lo que a la lista de asesinados podemos añadir a Cándido Martinez, Pedro Moncada, Mateo Conde, Ignacio Sainz y Miguel Belinchón, con mención especial de víctimas inocentes como los niños Antonio, Julián y Antonio Garrido Huelves, (de 11, 9 y 7 años), que murieron junto a otro niño llamado Pablo de San Antonio Cumplido, en agosto de 1939, a causa de la explosión de una granada de mano que hallaron mientras jugaban, en la actual barriada de Las Mil Viviendas.
Durante los primeros años de la década de 1940, los muros del cementerio de la Almudena, siguieron siendo testigos mudos de los atroces fusilamientos que ahora llevaban a cabo los fascistas. A partir de ahora vendrían los años de represión y de hambre que tanto nos cuentan aún nuestros abuelos, y que llevarían a algunos de nuestros vecinos a la pena de muerte, o a pasar algunos años de sus vida en la cárcel, donde vivieron con especial dureza, como fue el caso de Hermenegilda Faura, natural de Vicálvaro, y nacida en 1910, que pagaría las consecuencias de su actividad en las juventudes socialistas de Vicálvaro. Hermenegilda fue apodada como “La Roja”, y tras la Guerra fue condenada a 30 años de prisión. Finalmente la pena fue rebajada a 12 años y un día, de los que cumpliría cuatro largos años en las prisiones de Alcalá de Henares ( hasta donde su marido acudía a pie a visitarla), Gerona (donde estuvo 19 meses tras ser trasladada en un tren de mercancías), Valencia y Málaga. Pero una vez fuera de la cárcel cumplió un destierro de dos años en Guadalajara. Cuando volvió a Vicálvaro, muchos de sus antiguos amigos habían dejado de serlo, y vivió varios años en silencio la marginación por parte de sus propios vecinos.
Cédula de identificación de Hermenegilda Faura, expedida en 1940, conservada en Vicus Albus. |
Hoy día estos hechos ya se dan por superados, y la tendencia es a pasar la página de este hecho tan triste de nuestra historia reciente. Sin embargo no se puede pasar la hoja sin que se recupere la Memoria Histórica de quienes lucharon en el Bando Republicano, pues quedarían muchos párrafos en blanco, que el bando vencedor no permitía escribir; es ahora cuando se empieza a concluir por parte de algunos esta tarea, cuyo mérito aumenta cuando se hace sin ánimo de revancha. Recordemos que los hechos conocidos de uno y otro bando, nos guste o no, son Historia, y conocerla es el único camino para no repetirla.
Francisco Vicente Poza
70º Aniversario de la Guerra Civil Española de 1936