En 1982, España se encontraba plena fase final del periodo histórico conocido como La Transición, que culminó asentando el régimen democrático actual en nuestro país. En aquel contexto movimientos de acción colectiva y unidad volvieron a aparecer al calor de las libertades que iban renaciendo. Un ejemplo de este fenómeno es la asociación Vicus Albus: el 1 de marzo del mencionado año, unos cuantos jóvenes de mente inquieta comenzaron a trabajar con ilusión en un curioso proyecto para el que nació el autodeterminado inicialmente “Equipo de Investigación histórica de Vicálvaro”. Los nombres de los primeros integrantes son:
- Valentín González Gálvez
- Lourdes Sánchez Dominguez
- Concepcion Murillo Ballesteros
- Joaquín Carregal Puga
- Manuel Guzón Centeno
- Luis Bartolomé Marcos
El objetivo de aquellos jóvenes era un trabajo universitario acerca de la historia del distrito en el que vivían, para sus amigas estudiantes Lourdes Sánchez y Concepción Murillo, que por aquel entonces cursaban magisterio. Pero su ímpetu juvenil les ilusionó hasta el punto de no conformarse y ampliar su logro un paso más allá y publicar un libro redactado a partir de sus fructíferas investigaciones sobre Vicálvaro, titulado “Historia de Vicálvaro”.
A partir de aquí, el equipo decidió constituirse en asociación (1986), algo todavía innovador al hilo de la situación social y política reciente en aquellos años, en los que la juventud de los barrios estaba muy amenazada por la plaga de la heroína. Sin embargo ellos escaparon de aquella lacra y prefirieron sanear la sociedad a través de la cultura. Esta actividad juvenil supuso con el tiempo la adhesión a un sentimiento identitario de la población de un distrito cuya masa poblacional mayoritaria procede de movimientos migratorios. Entonces los vecinos que llegaban a Vicálvaro (un barrio obrero del extrarradio de la capital, que fue un pueblo hasta 1951 en el que fue anexionado por la Madrid), lo hacía en busca del trabajo que abundaba en la capital y de las viviendas asequibles de la periferia, y del que brindaban industrias locales como Portland Valderrivas, y la construcción de nuevas viviendas.
En la actualidad la entidad lleva a sus espaldas numerosas publicaciones sobre Vicálvaro, incontables charlas y visitas guiadas con escolares, la defensa del patrimonios histórico que ha llegado a la actualidad, conferencias, un archivo y un museo local …, Todo ello nos ha hecho ser reconocidos en alguna ocasión por algunas autoridades académicas o políticas.
Pero en la actualidad el soporte de esta institución en la que nos hemos convertido se la debemos a los socios que se han ido incorporando en estas cuatro décadas. Siempre nos falta trabajo voluntario, que requiere un tiempo libre cada vez más escaso, sin embargo la modesta cuota pagada religiosamente por los más de dos centenares de vecinos que nos apoyan económicamente, hacen posible que parte de aquellos jóvenes que se embarcaron en tan apasionante proyecto, continúen ilusionados trabajando por la Historia, Intereses y Vecinos de Vicálvaro, a la vez que se van convirtiendo en activos jubilados y sirviendo de ejemplo vital a los jóvenes actuales, fieles transmitiendo principios resumidos por una frase del socio fundador D. Joaquín Carregal Puga que se ha convertido en nuestro eslogan:
“Conocer la historia del lugar, pueblo o país donde se nació o se vive, es importante para descubrir nuestras propias raíces,
identificarse con la tierra y la cultura, y amar el contexto natural y social donde el hombre teje y reteje su propia existencia.”