Con motivo del 120 aniversario de la invención del cine gracias a los hermanos Lumière y siendo Vicálvaro, protagonista de este acontecimiento. La Asociación Vicus Albus quiere homenajear esta efeméride dando a conocer este pequeño film de 29 segundos de duración titulado “Maniobras del Regimiento de Artillería de Vicálvaro. Llegada, carga y disparo”, un pequeño tesoro que pone en primera plana el nombre de nuestro antiguo pueblo y a sus artilleros, haciendo prácticas de tiro. Un espectáculo increíble para la época, viendo como de una pared unos militares se movían como si estuvieran vivos, inmortalizando este momento para la eternidad. Las imágenes nos muestran al fondo un pueblo, que no se corresponde con Vicálvaro, los artilleros del cuartel de Vicálvaro, realizan estas prácticas alejados de nuestro casco antiguo. |
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Actualmente nos sorprende que solo unos pocos segundos hayan ocasionado tanto revuelo, inmersos en una cultura de la imagen, nos llama la atención la brevedad de la representación, pero será en mayo de 1896 cuando por primera vez la imagen cobra vida por estos lugares, y esos escasos segundos se convertirán en una autentica revolución. Pero, hagamos un poco de historia y retrocedamos en el tiempo. El 28 de diciembre de 1895, los hermanos Lumière, habían celebrado en París la primera sesión pública de cine, eran los inventores del cinematógrafo. Este primer film duraba 46 segundos, mostraba la salida de los obreros de la fábrica Lumière en Lyon. Había nacido el cine, y desde el principio fue un éxito. Tan solo transcurrió apenas cinco meses, cuando Madrid se preparara para recibir este nuevo invento. La sala de proyecciones fue el comedor del hotel Rusia, en el número 34 de la carrera de San Jerónimo. El local fue alquilado y acondicionado para la ocasión por el cámara Alexandre Promio. Alexandre Promio (1868-1926) Fue uno de los primeros hombres que colaboró con los Lumiére. El propio Louis Lumiére se ocupa de su instrucción y de iniciarle en los secretos del cinematógrafo y posteriormente se encarga de la formación técnica de los futuros operadores de la compañía por un breve espacio de tiempo. La empresa necesitaba ampliar su repertorio de películas y dar a conocer este nuevo invento, siguiendo sus ideas que eran “ofrecer el mundo al mundo”, se le ordena partir al extranjero para filmar nuevos temas. En abril de 1896, Promio viaja a Madrid, ayudado por el embajador de Francia, fue presentado a la Casa Real. A través del intendente de Palacio, solicitó a la reina las necesarias autorizaciones para filmar algunas escenas de infantería y caballería, que le fueron concedidas. Con el permiso de la reina, viajó a Vicálvaro para rodar la escena de una carga del regimiento de artillería acantonadas en el cuartel. En esta época, se encontraba en Vicálvaro, el segundo regimiento montado. Al ocuparse de la artillería, no se conformaba con una escena superficial del desfile y expuso al intendente su deseo de ver las piezas en acción. Su tenacidad hizo posible que sólo 48 horas después, hubiese una orden de la reina para que se disparase ante la cámara del operador francés, según podemos leer en “Los primeros veinticinco años de cine en Madrid, 1826-1920” de Josefina Martínez. Nos alegra leer que Vicálvaro fuera uno de los escenarios elegidos por el cámara francés Alexandre Promio para probar este nuevo artilugio, el cinematógrafo. Vicálvaro, así queda unido a la primera andadura de la historia del cine.. Alexandre Promio rodó las primeras tomas en escenarios madrileños, las que con toda certeza pueden considerarse las primeras cintas españolas:
Madrid y en nuestro caso Vicálvaro había quedado integrado en los circuitos internacionales de la producción y exhibición cinematográficas, de hecho las Maniobras de Artillería de Vicálvaro (nº 267) se presenta en Lyon el 6 de Junio de 1896. Estas películas, de 17 metros cada una, se conservan en la Filmoteca Española y forman parte de una cinta más larga, denominada Escenas de España, que reúne los primeros trabajos realizados por Promio en Madrid. Los historiadores que se han ocupado de esta etapa del cine español afirman, unánimemente, que la primera sesión del «cinematógrafo Lumière», destinada al público madrileño de pago, se celebró el día 15 de mayo de 1896, el citado acontecimiento se realizó dos días después de su presentación en sociedad para la prensa y personalidades. El programa, motivo de la inauguración, se componía de una serie de cintas de celuloide, cuyo metraje aproximado era 17 metros de largo por 36 milímetros de ancho cada una, distribuidas en varias sesiones, una de las cuáles era la siguiente: Batalla de nieve, Baños de Diana, Salida de los obreros de la fábrica Lumière, de Lyon, El cochero dormido, para concluir «las primeras películas realizadas por Mr. Promio, en Madrid, y que sirvieron en unión del programa ya preparado en Lyon para presentar el cinematógrafo…» El revuelo en la capital por las imágenes en movimiento fue espectacular. Durante las pocas semanas que estuvo allí este primer cinematógrafo todo el que podía pagaba una peseta por ver aquel prodigio. A partir del 15 de mayo, día de San Isidro, estos documentales mudos y en blanco y negro se mostraron al público madrileño en funciones de mañana, tarde y noche, con una duración total de unos 20 minutos. El cine había nacido y Vicálvaro fue uno de sus protagonistas.
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