Vicus Albus investiga en distintos archivos para redescubrir el pasado de Vicálvaro. Una de nuestras fuentes más comunes es el archivo parroquial de Santa María la Antigua, que atesora documentos de este pueblo desde hace más de cuatro siglos. Recientemente, leyendo uno de estos libros apareció la curiosa nota de la imagen anterior que dice: “Fernando Sánchez Sarmiento que estaba casado con María Jerbasa Blanco que murió el año del temblor de tierra grande de el día de todos los santos…” En seguida nos preguntamos a qué se referirían con este “temblor”, quizás a un terremoto. Esto hace a Valentín González acudir a los buscadores de Internet en busca de algún terremoto ocurrido en España a mediados del siglo XVIII, encontrando uno, en 1755, con epicentro en Lisboa, datado por el Instituto de Sismología, por lo tanto era casi seguro que el hecho aquí reflejado es el que se conoció como terremoto de Lisboa. Pero la curiosidad no acaba aquí, y buscando más información acerca de este terremoto, aparece un libro de reciente publicación titulado “Los efectos en España del Terremoto de Lisboa (1 de Noviembre de 1755)” de D. José Manuel Martinez Solares quien, al contactar con él, regaló un ejemplar del libro a la Asociación. Al consultar el libro, la casualidad nos lleva a la trascripción de una carta, conservada en el Archivo Histórico Nacional, del alcalde de Vicálvaro, dando parte de lo sucedido al corregidor de Madrid, que trascribimos a continuación por si alguien tiene curiosidad en leerla: “Vicálvaro, 17 de noviembre de 1.755. Otros, que en el suelo de dicha iglesia, igualmente se movían los bancos. Otros que estaban arrimados a las paredes, notaron que estas les daban vaivenes como que iban y que venían hacia ellos. Otros percibían un gran ruido al modo de cuando pasa un coche corriendo, que se oye algo distante, o está a demasiada altura de fábrica de la persona que lo oye. Y todos sin discrepar interiormente se persuadían les daba algún accidente, porque en este mismo tiempo experimentaban dañosa novedad, en sí mismos, especialmente en cabezas y estómagos. En esta confusión de dudas, y estando todos indeterminados, así hombres como mujeres, prosiguiese la misa, hasta que uno de los que la oían dijo en voz alta: “¡Qué se hunde la iglesia!” que con este nuevo motivo de aflicción, y con haberse desprendido algunos fragmentos del arco de la capilla mayor, se suspendió el Santo Sacrificio, y todos indistintamente buscaban el asilo de la puerta para salir cuanto antes, en que no hubo poca confusión, y tropel, aunque se ejecutó sin desgracia de nadie, siendo cierto que dicho temblor, o terremoto duró más de cinco minutos. Y estando todos ya fuera , unos en las calles y plaza, otros en sus respectivas casas, y todos con el sobresalto que es regular, nos informamos de personas fidelignas que la torre de la citada Iglesia se había cimbrado al mismo tiempo del terremoto, con tan rápido movimiento, que las campanas en su impulso tocaron varias veces. Que la Casa del Ayuntamiento, que es la más fuerte y con unos postes robustos de piedra de sillería, toda se estremeció y meneaban con gran violencia, y que igualmente en todas las casas del pueblo experimentaron lo mismo del propio tiempo, y con la misma duración, pero sin aber ocasionado (a Dios gracias) ruina alguna, en ninguna persona ni animal, edificio ni fuente, en que no se ha experimentado tampoco novedad. Por lo que lleno de fe todo el pueblo, poniendo su confianza en su Patrona Nuestra Señora de la Antigua, con suma compunción y repitiendo actos de gratitud, inmediatamente se entregó bajo el Patrocinio de esta Señora y se volvió a congrega en la misma Iglesia, donde por su citado cura, se prosiguió y feneció la principiada misa, cantando la salve a esta Gran Reina en acción de gracias de habernos librado del manifiesto peligro que nos amenazó, esorzando este acto de devoción dicho cura, con una oración, infundiendo los ánimos al arrpentimiento de las ofensas de su majestad y enmiendas de ellas en adelante. Y para conseguirlo así, e implorar para sí el auxilio divino, a expensas del citado eclesiástico, se está actualmente celebrando un novenario a Nuestra Señora, con una misa cantada y letanía, y por las tardes su novena de Dolores, y quieran recibir los santos sacramentos de la Penitencia y Eucaristía. Y después por ese Ayuntamiento se ha determinado también dar principio a oro novenario en igual forma, el día de San Andrés Apóstol, y finalizado, el día de la Concepción, en el cual, si el tiempo lo permite, saldrá procesionalmente Nuestra Señora de la Antigua, y en su defecto formado el rosario por las calles como es costumbre. Que es lo que podemos informar a V.I., cuya vida guarde Dios muchos años como deseamos. Vicálvaro, y Noviembre 17 de 1755. Doctor Andrés Dávila, Manuel Mozety. A Don Juan Francisco de Luján y Arce [Corregidor de la villa y Corte de Madrid]”
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